TEMA 5: Principios Fundamentales de la Medicina Homeopática
Perfilado de sección
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Los principios fundamentales de la homeopatía son la columna vertebral de su práctica y comprenden los pilares sobre los que se sustenta toda la terapia:
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Ley de Semejanza (Similia Similibus Curentur): Ya explorada, es la piedra angular. El remedio para una enfermedad es aquel que, en una persona sana, produciría síntomas similares a los que padece el enfermo.
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Dosis Infinitesimales y Dinamización: Los medicamentos homeopáticos se preparan mediante diluciones sucesivas seguidas de fuertes agitaciones (sucusiones). Este proceso, la dinamización, se considera esencial para potenciar la "energía" o "poder curativo" de la sustancia, incluso cuando la dilución es tan alta que no quedan moléculas del principio activo.
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Experimentación Pura (Patogenesia): Los efectos de las sustancias medicinales se prueban en personas sanas, sensibles y voluntarias, y no en animales. Cada síntoma que la sustancia produce en estas personas se registra minuciosamente para crear un "retrato" del medicamento. Este proceso se llama patogenesia y es crucial para aplicar la ley de semejanza.
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Remedio Único (o unicismo): Idealmente, el homeópata busca un solo remedio que cubra la totalidad de los síntomas del paciente (físicos, mentales, emocionales), ya que se cree que solo un remedio puede actuar sobre el desequilibrio de la fuerza vital. Aunque existen otras escuelas (pluralismo), el unicismo es la corriente clásica hahnemanniana.
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Individualización del Tratamiento: Cada paciente es único. La elección del remedio no se basa solo en el nombre de la enfermedad, sino en el conjunto completo de síntomas que presenta el individuo, cómo los experimenta, sus características personales y su historia de vida.
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Ley de Hering (Dirección de la Curación): Postula que la curación, cuando ocurre, lo hace en una dirección específica: de arriba hacia abajo, de dentro hacia afuera, y en el orden inverso a la aparición de los síntomas. Esto significa que los síntomas más importantes o más profundos mejoran primero, seguidos por los más superficiales, y que los síntomas antiguos pueden reaparecer brevemente antes de desaparecer definitivamente.
Estos principios, interconectados, forman el marco teórico y práctico que guía al médico homeópata.
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