“Los sueños se desarrollan en un continuo a partir de la verdad totalmente literal o totalmente simbólica. La mayor parte se sitúa en algún lugar intermedio, donde el significado la psíquico y el simbólico no sólo pueden encontrarse sino superponerse. Toda la base para la interpretación del sueño es que una imagen es un sustituto de otra emocionalmente similar. Cada sueño, formula una pregunta profundamente significativa, responde esa pregunta y a menudo continúa sugiriendo al soñar cómo resolver el dilema expresado en el sueño.”

Los sueños no son para nada cosas incoherentes; tal vez para nuestra conciencia diurna lo sean, pero la psiquis humana está definitivamente activa durante el sueño, procesando y experimentando cosas que aún no se comprenden bien.

Los sueños están llenos de símbolos, que incluso en algunos casos se pueden revelar de manera intuitiva, sin la necesidad del análisis. Incluso, en casos de personas que han practicado disciplinas contemplativas como la oración en caso de monjes o la meditación sentada en el caso de los yoguis tibetanos, el sueño puede llegar a ser consiente, y es posible (demostrado en los laboratorios del sueño de la Universidad de Stanford por Stephen Labarge y sus colaboradores) controlar gran parte de lo que ocurre en ellos, con una conciencia tan despierta como la de la vigilia.