Perfilado de sección

  • HISTORIA DE LOS ACUARIOS

    Los Primeros Acuarios de la Historia

    Los hallazgos arqueológicos han revelado que los antiguos egipcios utilizaban estanques especiales para mantener con vida los peces y lograr en ellos su reproducción. Criaban, por ejemplo tilapias para disponer de una reserva de alimentos a lo largo del año. Otros peces, por ejemplo la perca nilotica eran adorados como divinidades, probablemente por su singular belleza.

    En la época de los romanos criaban diversas especies marinas y de agua dulce, pero no para decorar sus casas sino con fines gastronómicos. Pero fue principalmente en el oriente donde comenzó la cría de peces con fines decorativos, tanto en peceras de interior como en estanques y fuentes al aire libre.

    Hace miles de años, los chinos cuidaban ya los primeros peces, una variedad de carassius, aunque no todos tenían acceso a este privilegio. Sólo el emperador y unos pocos íntimos podían disfrutar de la belleza de estos animales.

    Los acuarios donde vivían aquellos peces obviamente no eran como los nuestros. Eran recipientes redondeados de porcelana o fuentes de jardín. En la época del emperador Hong-wu en el siglo XV, comenzó la producción de peceras de porcelana, que se difundieron por todo el imperio y llegaron también a las islas del archipiélago japonés.

    • Origen de los Acuarios

      La palabra acuario proviene del latín aquarium, que significa "lugar del agua". Se refiere a contenedores diseñados para mantener organismos acuáticos vivos, generalmente construidos en forma de prisma y fabricados en vidrio o acrílico. Su función principal no es solo contener agua, sino también recrear un entorno adecuado y controlado para los peces, plantas y otros seres acuáticos.

      Un error común es confundir los acuarios con las peceras. Aunque ambos alojan peces, las peceras suelen ser esferas de cristal sin sistemas de filtración ni control ambiental, lo que obliga a realizar cambios de agua frecuentes para mantener las condiciones de vida. En cambio, los acuarios modernos permiten gestionar la temperatura, la calidad del agua, la iluminación y la oxigenación, favoreciendo un ecosistema más estable y saludable.

      Gracias a la evolución de los acuarios, hoy en día es posible tener en casa verdaderos arrecifes artificiales, que no solo ofrecen un refugio para peces y corales, sino que también se convierten en piezas centrales de decoración en hogares y oficinas. Su belleza natural y movimiento constante aportan vida, color y serenidad a cualquier espacio.

      La afición al cuidado de peces en ambientes controlados se conoce como acuarofilia. Esta práctica tiene raíces mucho más antiguas de lo que podría pensarse. Se sabe que en la antigua China, hace más de 2.000 años, se comenzaron a criar peces ornamentales, especialmente el famoso pez dorado (Carassius auratus), en estanques y recipientes. Sin embargo, estos primeros métodos eran bastante rudimentarios y estaban más enfocados en la cría selectiva que en la recreación de hábitats naturales.

      El concepto de acuario cerrado tal como lo conocemos hoy comenzó a desarrollarse mucho más tarde. En el siglo XVIII, el naturalista suizo Abraham Trembley experimentó con organismos acuáticos como las hidras, utilizando recipientes cilíndricos de vidrio para estudiar su comportamiento y reproducción. Estos experimentos sentaron las bases para la creación de acuarios científicos y decorativos.

      Durante el siglo XIX, el interés por los acuarios creció rápidamente en Europa, especialmente en Inglaterra, donde en 1853 se abrió el primer acuario público en el Zoológico de Londres. Este evento marcó un punto de inflexión, haciendo del acuario una atracción popular tanto para la ciencia como para el entretenimiento.

      Desde entonces, la tecnología y el conocimiento sobre acuarios han evolucionado enormemente, permitiéndonos recrear ecosistemas complejos como arrecifes de coral, ríos amazónicos o lagos africanos, todo dentro de un tanque de cristal en nuestro propio hogar.