Perfilado de sección

  • El corazón de la gestión preventiva es el proceso de Identificación de Peligros y Evaluación de Riesgos (IPER). No podemos controlar un riesgo que no conocemos. Para ello, es vital aprender a observar nuestro entorno de trabajo con "ojos de prevencionista" y clasificar los peligros según su naturaleza:

    • Físicos: Ruido, iluminación deficiente, temperaturas extremas, radiación.

    • Químicos: Exposición a polvos, gases, vapores o sustancias tóxicas.

    • Biológicos: Contacto con virus, bacterias u otros patógenos.

    • Ergonómicos: Movimientos repetitivos, levantamiento incorrecto de cargas, posturas forzadas.

    • Psicosociales: Estrés laboral, acoso, carga mental excesiva.

    Una vez identificado el peligro, se evalúa el riesgo para determinar su nivel de gravedad y probabilidad, lo que nos permitirá priorizar las acciones a tomar.