4.3. El Neoclasicismo: La Búsqueda de la Pureza Original
4.3. El Neoclasicismo: La Búsqueda de la Pureza Original
A mediados del siglo XVIII, como reacción a la exuberancia del Barroco y el Rococó, surge un nuevo movimiento que busca volver a la esencia del arte clásico.
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Contexto e Ideales: El Neoclasicismo es el estilo de la Ilustración, el Siglo de las Luces. Impulsado por el racionalismo filosófico y el renovado interés por la Antigüedad (gracias a los descubrimientos arqueológicos de Pompeya y Herculano), este movimiento rechaza el ornamento y la emoción barroca en favor de la pureza, la noble sencillez y la grandeza serena del arte griego y romano. La arquitectura se concibe como una disciplina racional, ligada a la moralidad, la virtud cívica y el orden social.
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Características Arquitectónicas: Se produce un retorno a la simplicidad de las formas geométricas puras (cubo, esfera, cilindro) y a la monumentalidad solemne. Se utiliza el lenguaje de los órdenes clásicos de una manera más rigurosa y arqueológica que en el Renacimiento. Predominan la línea recta, las superficies lisas y la simetría estricta.
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Arquitectos Visionarios: En Francia, el Neoclasicismo dio lugar a una corriente utópica y radical. Arquitectos como Étienne-Louis Boullée y Claude-Nicolas Ledoux propusieron una "arquitectura parlante" (architecture parlante), en la que la forma del edificio debía expresar su función de manera directa y simbólica. El Cenotafio para Isaac Newton de Boullée, una inmensa esfera que representa el universo, es el ejemplo más icónico de esta arquitectura visionaria, que, aunque no se construyó, influyó enormemente en el pensamiento arquitectónico posterior.
Estos tres estilos, aunque diferentes, mantienen un diálogo constante con la Antigüedad clásica. El Renacimiento la "resucita" con rigor científico, el Barroco la utiliza de forma retórica y emocional, y el Neoclasicismo la purifica a través de la razón. Este debate sobre la herencia clásica es central en la arquitectura de la Edad Moderna.