PRUEBAS DE OBEDIENCIA

Con este nombre se conocen una serie reducida de ejercicios muy sencillos, en apariencia, pero que, según las razas y los distintos ejemplares, pueden llegar a convertirse en escollos insalvables y podrán señalar, en gran medida, la aptitud del perro para ser enseñado en esta o aquella especialidad.
Estas pruebas suelen incluir comandos básicos como sentarse, echarse, acudir al llamado, caminar junto al guía sin tirar de la correa y permanecer quieto en una posición específica durante cierto tiempo. La ejecución de estos ejercicios permite evaluar no solo la capacidad de aprendizaje del perro, sino también su grado de concentración, nivel de socialización y vínculo con su adiestrador.

Además, las pruebas de obediencia se utilizan como base para entrenamientos más avanzados, como el adiestramiento en detección, asistencia, defensa o deportes caninos. La constancia, el refuerzo positivo y la paciencia son claves en esta etapa, ya que muchos errores no provienen de la terquedad del perro, sino de una mala comunicación o falta de claridad en las órdenes por parte del guía. Por ello, estas pruebas también reflejan la calidad de la relación entre el humano y su compañero canino.

Última modificación: viernes, 2 de mayo de 2025, 21:05